Poemas
Piratería
Iré qué importa.
Caballo sea la
noche.
Mares del Sur
Para L. David
Las estrellas perdidas que viajan en los barcos,
son para ti.
Las jibias hechas de nada o de lenguas quemadas,
son para ti.
Las piras de sal que arden al viento en noches
de naufragio,
son para ti.
El frágil cuerpo de un bañista envenenado por la espuma,
es para ti.
muchacho que las aguas pronuncian una y otra vez.
Los Viajeros
Leíamos en la estrías de la langosta
largas alusiones al paisaje:
lomas, como en las acuarelas japonesas
de la dinastía Qui, le decía señalándolas.
Eran ascensiones por donde venían
los rayos de sol a poner transparencias
-alas de agua seca, hojas de Árbol de
Invierno-.
A lo lejos el gavilán hundía el pico
en el viento espero que traía la tarde
cuando ya nuestros pies iniciaban el vuelo.
Constantino Kavafis
Mi atrevimiento era conocido en toda Alejandría. Con mi arte
anduve, libre, por sus calles-buscaba los placeres audaces. Yo,
un griego, partidario de hablar y escribir en demótico, alardeé
de mis amantes en unos cuantos poemas anónimos, donde
exalté la belleza de sus jóvenes cuerpos, la única verdad de mi
tiempo –oscuro y confuso- a la que fue fiel mi vida solitaria.
Yukio Mishima se arrepiente de la muerte
Para Rosa Manzo
El espíritu del Hahakure exige “que los hombres tengan una tez de flor de cerezo, inclusive en la muerte”
No sabía yo que duraría
-apenas- 45 años,
ni que sería así
-vaciada en sangre-
como se iría mi vida;
ni yo ni Masakatsu Morita,
a quien tampoco le advirtieron nada
-tenía 25 años-
cuando el amor que nos unía
nos empujó a practicar Seppuku.
Ahora que los dos llevamos
una tez de flor de cerezo
quién me dirá dónde resplandece
aquella imperativa belleza.
Paradise now
Para Raúl Pacheco
Si todo en este mundo dejara de existir, tú, supón que no existes; y ya que existes, goza.
Omar Jayyam
La oscuridad barre a la gente,
es como la muerte:
hace lo que quiere.
Foucault diría cosas que ya conocemos:
la vigilancia, lo panóptico,
pero no nos alegra; no hemos olvidado
que la mortalidad es el acuerdo:
duramos poco
para reñir. Las manos, los cuerpos
tienen otras urgencias:
ir a los lechos;
a otros cuerpos,
o a cualquier lugar sigiloso,
donde celebrar, beber vino y olvidar
lo que alguien advirtió sobre la muerte.
Roy Siguenza
Roy Siguenza es un poeta ecuatoriano. Ha publicado Cabeza quemada, Ocúpate de la noche, Tabla de mareas, La hierba del cielo, Cuatrocientos cuerpos, y el libro antológico Abrazadero y otros lugares. Sus poemas están incluidos en varias antologías –textuales y virtuales– de poesía ecuatoriana y latinoamericana. Ha sido traducido al inglés, portugués y catalán. Ha sido invitado a ferias de libros, festivales y lecturas de poesía en su país y fuera de él. Es destacable su participación en la obra multimedia SINERARIA del artista Tomás Ochoa, que fue exhibida en la Bienal de Venecia en 2006. Hoy, además de continuar con la poesía, coordina talleres en su país.
Iré qué importa.
Caballo sea la
noche.
Me estremece su palabra, disfruto el arrebato!
Con este material de Roy Sigüenza se sigue confirmando el buen criterio de selección y excelente calidad artística de Entremares…Adelante y felicitaciones!!!…
Roy:
EntreMares te escribo con espuma de colores.
Palabras ensartadas en poemas, su nombre es poesía. ROY!
Roy…. Rey…pareces el minuto antes de la muerte…miles de imágenes
Patricia: Piratería es uno de mis poemas favoritos 🙂
En un tiempo en el que hay cada vez menos lugar para la poesía en las mentes obnubiladas de billetes verdes, leerte querido hermano es sentir que nacen alas bajo tus hombros, sobre tu espalda, que te elevan y trasladan a universos de colores, de sensaciones, de sonidos que te traspasan y arrebatan, de imágenes vívidas que envuelven tus pensamientos, y de los cuales quisieras no retornar jamás.