Realidades Mentales

Selección de poemas de Marcelo Morales

Poemas

  1. Tres líneas blancas en mi pulóver rojo
  2. Estaba en el Paseo del Prado
  3. A Mariela Stuart
  4. Alguien me habló de un poema de Miguel Ángel
  5. Recuerdo tus pies descalzos en el parque
  6. A Migdalia y Roberto Branly

Tres líneas blancas en mi pulóver rojo.

Tres líneas blancas en mi pulóver rojo. Todo esto para nada,
en el baño del bar pongo la mano en la pared para mear.
Mi muerte: Tres líneas blancas en mi pulóver, ahora ya tengo treinta,
el país está detenido, pero el tiempo no.
La vida a esta edad, parece corta.
Tomo cerveza con “poetas”, uno me llama colega.
Nadie más preocupado por lo que se dice de la poesía que un mediocre.
Me he creado este vacío, ellos piensan que yo pienso.
La periodista dolida juega a capuletos y montescos,
sin amor.
No hablan de lo que digo sino lo que de eso entienden.
Pobres cristos, como si lo que yo pensara tuviese importancia,
como si la literatura la tuviese.
He visto las camillas en los pasillos, las luces tenues,
las caras de los que van a morir.
Aluminio descascarado, restos de pizza, tu mirada sobre el mundo.
La poesía no puede ser oficio, el arte es arte, no artificio, les digo,
no es un proceso cultural, es un proceso del espíritu,
es mi espíritu en contacto con el mundo, mis manos tocando la pared,
la percepción.
Tres rayas blancas en mi pulóver rojo. El agua temblorosa del garaje.
Mi vida, y todo lo que la rodea se reúne en el presente.
Los poetas ya se fueron.
Pinga, ya tengo treinta, pienso, una y otra vez, miro el salero.

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Estaba en el Paseo del Prado

Estaba en el Paseo del Prado, un festival de poesía,
más seco que un ladrillo en el verano, recordaba ese poema de Bukowsky.
Antes, me había levantado, había visto el mar chocando contra el muro.
Mis amigos, se habían ido todos de la isla, en la punta los leones,
y llegaron esos tipos de nuevo a hablar de poesía,
mis amigos se habían ido todos de la isla, mis amores.
Manda pinga, me dije,
yo tenía una tristeza más grande que una mosca.
Aunque creo haber visto un gato blanco moverse entre los charcos.
La piedra del muro gris estaba fría, estaba negra y mohosa y estaba fría.
Afuera los demás hablaban de la forma, el contenido.
Gato blanco, gato blanco.
Aunque creo haber visto un gato blanco moverse entre los charcos.

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A Mariela Stuart

Ahora me gusta saber que voy a morir, que tengo poco tiempo, mis manos,
me gusta tener conciencia de que van a podrirse, cada minuto vale el doble,
existe la vida de la periferia y la del centro. Lo poético es estéril.
El lenguaje es mi doble. Vocación de estar tan solo, vocación.
El objetivo no es producir una obra perfecta. El objetivo no existe.

Dolor de espalda, recorrido por la casa, me llaman y me dicen que ha muerto Watanabe, hablé con él en Lima meses antes de morir, me dejó su mantis religiosa, y el recuerdo de una voz amiga en el teléfono, el encuentro pospuesto. La garúa.
Me pregunté siempre cómo se podía ser tan amable, algunos seres llegan a esa luz, evolución, después de todo, me digo, quizás, la poesía sirva para algo.

Casualidad:
En la televisión un programa sobre la mantis.
No me aturden tanto las cosas sino sus relaciones,
la lógica de mi vida es la de su relación con el mundo. (P)

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Alguien me habló de un poema de Miguel Ángel.

Había perdido a su amor, se asomaba a la ventana pensando que oiría las trompetas del juicio final, abrí la ventana seguro de que vería, el hongo atómico. El cataclismo global. Mi vecina regaba las plantas, como todas las horas, de las mañanas, todas. (P)

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Recuerdo tus pies descalzos en el parque

Recuerdo tus pies descalzos en el parque, íbamos a comer pizza con tu hermano. Recuerdo saber, estar enamorado, era algún segundo de 1999. Aquella noche, junto a los libros, hicimos el amor, por primera vez, hicimos el amor, como en los cuentos, recuerdo la luna, la luz blanca. Si pudiera volver, lo haría de igual modo, incluso, lo malo del amor, era igual a la luz.

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A Migdalia y Roberto Branly.

Mi tía lee los poemas de mi tío cuando cae la tarde.
En un mundo que se apaga en un mundo que se aleja.
Me pregunta si recuerdo las cosas que me decía Guillén.
Los cuentos de Lezama.
Nunca le hice caso a esa herencia.
Mi tía lee los libros de mi tío cuando cae la tarde.
En un mundo que se apaga,
soy testigo de ese amor.
En la tierra,
es la única que lo extraña
que en verdad lo recuerda.
Uno da el amor de la gente que lo ama por sentado,
uno da el amor como derecho, en un mundo que se apaga,
en un mundo que se aleja.
Me habla de los poetas muertos
de Padilla, Baragaño, de Nogueras.
Mi tía lee los poemas de mi tío cuando cae la tarde
En un mundo que se apaga
en un mundo que se aleja.
soy testigo
de ese amor.

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Marcelo-Morales-Jan-2014_edited-11Marcelo Morales Cintero. (La Habana, 1977). Poeta y narrador. Es graduado de Licenciatura en Historia por la Universidad de La Habana, y cursó un Diplomado en Lengua y Cultura Italiana por la Universitá per Stranieri di Perugia, Italia. Actualmente trabaja en el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos.

Troy Henriksen – Un American à Paris.

L’ œuvre picturale de Henriksen révèle ses racines d’origine et une culture qui dialogue et s’entrevoit  à travers les symboles, les icones et le langage.

Par Betty Aguirre-Maier
EntreMares Magazine

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Para leer esta historia en español clic aquí

L’art de Troy Henriksen a trouvé sa voie a Paris il y une quinzaine d’années. Comme tout  autre artiste qui arrive a la ville des lumières, muni d’une palette de couleurs et très peu d’argent en poche, Henriksen a peint aux coins des rues et sur les bords de la Seine. Il s’est toujours inspiré de la vie elle même, de son quotidien, du 9/11, de la guerre en Irak.

Cependant l’histoire de la vie de Henriksen n’est pas une histoire de tous les jours. Après avoir quitté l’école à l’âge de quinze ans, afin de se dédier à la pêche, au tumulte de la drogue et à la dépression, Henriksen s’est tourné vers le monde des Arts. Et c’est ainsi qu’il a découvert la France.

En 1998, il s’est acheté un billet d’avion, sans retour, destination Paris. Là-bas, il  a été découvert par Eric Landau, le propriétaire de la galerie W, au cœur du quartier bohémien de Montmartre. Sous l’influence de Landau, Henriksen a pu s’immiscer dans le cercle artistique parisien.

L’Art de Henriksen peut être qualifié de néo expressionniste, un terme donné au Bad Painting des années 70, qui s’efforçait de s’éloigner de l’art conventionnel. Il n’est donc pas étrange qu’à la vue des toiles de Henriksen viennent à l’esprit les œuvres de Jean-Michel Basquiat. Cependant, Henriksen a créé son propre style : optimiste et ingénu, profond et contestataire, replet de réalités, de souvenirs, d’allégories et surtout de couleurs. Des couleurs brillantes qui reflètent sa passion pour la vie et l’art, sa façon très personnelle d’interpréter l’ordinaire, le quotidien, la ville, les gens et leurs relations.

Beaucoup de ses toiles révèlent ses racines et sa culture; une culture qui dialogue et qui s’entrevoit a travers les symboles, les icones et le langage. Tout ce qui est obscure, tragique ou violent, Henriksen l’embellit avec de la lumière et de la couleur et avec un langage peuplé d’énigmes, déconstruit, à la fois  personnel et impersonnel, inscrit dans la mémoire collective.

Par exemple, Marylin Monroe, le symbole sexuel d’une certaine époque est réapproprié afin de pouvoir réinscrire en cet être iconique les désirs et les fantaisies de plusieurs générations,  donnant ainsi à son image une certaine intimité et proximité. De même, nous pourrions nous retrouver dans une autre de ses œuvres inspirées de la Venus au miroir de Diego Velásquez que Henriksen a tout simplement nommée, Venus. Couleur, collage, graffiti, symboles pop, allégories, tout un jeu qui surprend par son apparente ingénuité mais qui en réalité postule la réappropriation du classique, du canonique afin de pouvoir le traduire dans un univers plus dynamique et contemporain.

D’autres œuvres, comme celles basées sur les joueurs de baseball ou les bandes dessinées,  révèlent la spontanéité de Henriksen, dépourvues de toute rigidité que ce soit dans le thème ou dans le coup de pinceau. Des œuvres qui exsudent d’optimisme, de sarcasme, d’humour et de passion et qui parlent en même temps de la ville qui a ouvert ses portes à l’artiste. Cette ville qui l’a adopté et qu’il dépeint sans tout autant avoir renoncé complètement à ses racines d’origine : un américain à Paris.

Traduit par Aurora Kaiser.

Troy HTroy Henriksen (Massachusetts 1968). est un  peintre et musicien qui vit à Paris. Fils d’immigrants norvégiens, à l’âge de 15 ans, il devient pêcheur et travaille au côté de son père, capitaine de bateau, pendant plusieurs années. A l’âge de 27 ans il s’initie à l’art en tant qu’autodidacte. Dès lors et depuis son arrivée à Paris en 1998, il n’arrête plus de peindre. Il a fait de nombreuses expositions, notamment aux Etats-Unis, en France, en Angleterre, en Allemagne, au Luxembourg, en Hollande et en Angleterre. C’est un artiste dont les œuvres sont en exposition permanente à la Galerie W à Paris. http://www.galeriew.com/

Marcelo Aguirre: Con los ancestros, una experiencia espiritual

En su más reciente colección, el pintor explora la memoria, su relación con los animales y el proceso de simplificación.

por Bettty Aguirre-Maier
Entremares Magazine

‘Los ancestros’

Cuando buscamos a los ancestros, ellos nos encuentran.
Surgen de lo puro e intemporal
a través de un círculo gigante de azul ultramarino
que representa el viaje sensible “más allá del mar”,
metáfora del más allá de la materialidad.
Aparecen en el autorretrato en pose de inmersión:
el retorno a la concepción en el vientre de la madre
como un ejercicio de reminiscencia.
Emergen de relatos originarios:
el lagarto, el curiquingue, el gallinazo real, y
se transforman en referentes autobiográficos.

— Ana Rodríguez

Este periodo pictórico de Marcelo Aguirre, en que produjo una colección de 16 obras entre pinturas, dibujos y tintas, explora la memoria del artista, su relación con los animales y el proceso de simplificación. “Cocodrilo”, una de sus obras, viene de una experiencia chamánica que Aguirre tuvo con la bebida alucinógena ayahuasca durante un periodo de búsqueda interior. El cocodrilo, símbolo dual, representa la abundancia —donde hay cocodrilos hay peces— y un ámbito de oscuridad. Desde la plástica, Aguirre propone el círculo como elemento de origen y la idea de simplificar hasta llegar al color puro, como el azul ultramarino; inclusive los dibujos son ejecutados de manera realista en busca de la simplificación. A esto se añade la experimentación con el uso de un material hecho de lava para pintar animales, ya que el artista considera que “el material debe entrar en diálogo con lo que estás diciendo”, según afirmó en una entrevista con el periódico Hoy.

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Marcelo Aguirre Foto1Marcelo Aguirre (1956, Quito, Ecuador). Desde 1979, Aguirre ha trabajado como artista independiente: realiza exposiciones tanto individuales como colectivas dentro y fuera de Ecuador. Ha sido invitado a las bienales de arte en La Habana, São Paulo, Cuenca, y a la Feria Arco de España. Recibió el Premio Marco, premio único, Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, México, 1995; Premio Salón de Julio, Guayaquil, 1995, entre otros. Desde 1987 se dedica a la docencia. En 2000 fue miembro fundador del Colegio de Artes Contemporáneas de la Universidad San Francisco de Quito. En 2010 actuó en la película “El pescador” de Sebastián Cordero. Actualmente es coordinador de Arte Actual FLACSO y es profesor en la Universidad San Francisco. Puede contactarse con el artista a través del correo electrónico: anandamar56@yahoo.com.mx

Despacho desde El Salvador • Una nueva era

Con el triunfo electoral del FMLN, El Salvador inicia una nueva fase como nación al tiempo que el triunfo de la izquierda cambia el balance en las fuerzas políticas de Centroamérica.

Por Róger Lindo

San Salvador • El tránsito por el limbo ha terminado. El Salvador tiene ya un presidente legalmente acreditado y reconocido dentro y fuera de sus fronteras y, por segunda vez consecutiva en su historia, un gobierno de izquierdas rige el país.

Fidel Rauda se alista para votar en San Salvador, capital de El Salvador, durante la primera vuelta de las elecciones presidenciales el pasado 2 de febrero. El izquierdista Frente Faraundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) es el más opcionado para ganar durante la segunda vuelta electoral el 9 de marzo de 2014. / Róger Lindo

El último escollo, una solicitud de amparo presentada por el partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) pidiendo la invalidación de la elección por la supuesta comisión de fraude fue declarada improcedente en la Corte Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. Fue el punto final. Enseguida llegó el reconocimiento del gobierno de los Estados Unidos al presidente electo Salvador Sánchez Cerén, el exguerrillero que se puso traje y corbata, que se estrena con un mensaje de moderación, y dice estar abierto a escuchar a los que no son de su partido, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).

El bando perdedor, ARENA, que representa los intereses de las élites criollas y los de su entorno, no tiene más camino que reemplazar sus mandos y adaptarse a los nuevos tiempos si quiere seguir siendo una fuerza a tomar en cuenta. Pero nadie olvida que en los días posteriores a la segunda ronda, su dirigencia condujo a sus seguidores por un camino escabroso, cargado de teorías conspirativas y frases fuertes. “Estamos en pie de guerra”. “Vamos a luchar si es preciso con nuestra vida”. «La Fuerza Armada está lista para hacer democracia«. Eran las palabras belicosas, colindantes con el llamado a sedición, vertida por su candidato, Norman Quijano, al saber que las cifras de la votación no le favorecían. Tan temerario fue su discurso que obligó a los uniformados a poner en claro que la Fuerza Armada no intervendría en cuestiones electorales, y que respetaría al elegido por los votantes.

Finalmente, El Salvador entra en una nueva fase de su existencia. Los banderines y las consignas partidarias y militantes se deslavan, la vida recobra sus ritmos. El nuevo presidente asume el poder el primero de junio, y son tan formidables los retos que le esperan que apenas se ponga al timón de la maquinaria estatal tendrá que arrancar en segunda.

La participación de los jóvenes fue nota predominante durante las elecciones presidenciales en El Salvador el pasado 2 de febrero. En la foto se aprecia a estos jóvenes, simpatizantes del izquierdista FMLN, con la ieónica imagen del Ché Guevara pintada en el rostro. / Róger Lindo

Los peligros que le aguardan al gobierno encabezado por Sánchez Cerén han empezado a asomar sus cabezas. El paso dado por el vecino país de Honduras ocupando militarmente y construyendo un helipuerto en un islote del golfo de Fonseca (un territorio marítimo que ambos países comparten con Nicaragua merced a un antiguo tratado), ha abierto una especie de “miniguerra fría” en la región. Las viejas heridas de la breve guerra de 1969 vuelven a supurar.

Sin embargo, Sánchez Cerén ha replicado a estos gestos apegándose a un guión de moderación, del buen vecino, poniendo los intereses integradores del istmo por encima de la disputa territorial. Poco después de que se oficializó su triunfo electoral, el presidente electo se embarcó en una gira por la región, incluida la República Dominicana, para buscar entenderse con sus futuros pares en temas comunes. A no dudarlo, se ha hablado en esos encuentros de los movimientos hondureños en el Golfo, sin dejar por fuera el hecho de que hace unos días un grupo de pescadores salvadoreños fueron ametrallados por lanchas patrulleras de Honduras.

Foto de Roger Lindo - Seguidores del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) festejan el anuncio oficial declarando victoria de Salvador Sánchez Cerén en la segunda ronda electoral en marzo.
Seguidores del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) festejan el anuncio oficial declarando victoria de Salvador Sánchez Cerén en la segunda ronda electoral en marzo. / Roger Lindo

Por otro lado, vale mencionar que el triunfo electoral del FMLN cambia el balance de fuerzas en la región centroamericana en favor de las izquierdas. Costa Rica acaba de elegir al centroizquierdista Luis Guillermo Solís, de 53 años, quien arrasó en segunda vuelta con la mayor cantidad de votos en la historia electoral de su país (1,03 millones de votos —78% de los sufragios— en el primer conteo). El presidente electo, que asumirá el poder el 8 de mayo, dijo en su discurso tras conocer los resultados electorales que «es el momento del cambio y la transformación» y que se siente «profundamente honrado» por el apoyo recibido en las urnas. Su Partido de Acción Ciudadana (PAC) gobernará por primera vez.

Muchos estarán observando El Salvador y el derrotero que este país seguirá en los próximos años, intrigados por saber si esta nación, que camina desde siempre al borde del abismo, encontrará un curso propio y efectivo para lidiar con sus males: desempleo crónico, un sistema educativo fallido, violencia endémica, entre muchos. Además de ser un país polarizado (el FMLN y ARENA prácticamente se repartieron los votos por la mitad en la segunda ronda), El Salvador de la posguerra es, en más de un sentido, una sociedad cerrada, y encerrada también, de pertinaces resistencias al cambio. Fácilmente los usos, por muy irresponsables que sean, terminan convertidos en ley. La cultura política desalienta la independencia y el espíritu crítico. Es decir, son tanto los rezagos sociales, como los culturales, los que hay que superar.

Pero si es un cambio de rumbo lo que busca la nueva administración, el nuevo presidente Sánchez Cerén tendrá que dar un golpe de timón, y esto incluye bregar con fuerzas opuestas, tanto dentro como fuera de su propio partido, y saber navegar con destreza en aguas desconocidas, y en ocasiones, traicioneras.

Róger Lindo es un escritor y periodista. Regresó a El Salvador después de 20 años en Los Ángeles, California, donde se desempeñó como periodista en el diario La Opinión. Entre su producción literaria se destacan la novela El perro en la niebla y el poemario Los infiernos espléndidos.

The Thrill and the Wait: Part II

Photographer Jaime Carrero has been documenting the life and craft of cowboys in East Texas. This is the second installment of his work at the Jacksonville Rodeo.

By Jaime Carrero

The United States is founded on a series of myths: the Mayflower, The Westward Expansion, Manifest Destiny, rugged individualism, Justice, God, The Alamo and the world’s melting pot. Nowhere are these myths more admired and adopted than in Texas which is itself a place of mythical importance in the U.S.

I was drawn to photograph cowboys because they personify many of the myths that are part of the American experience. Being a cowboy is being part of a community, living a way of life that is not only anachronistic but also enduring as part of the American self-perception. John Wayne, Tom Mix, the novels of Cormac McCarthy and Larry McMurtry are paeans to this myth.

Cowboys are for the most part quiet, very conservative, God-fearing, lovers of the great outdoors, believers in strong family ties, tradition and slow to trust non-cowboys. They live by a code and attempt to keep a legacy from generation to generation.

The images shown in this essay are the result of my third year photographing the Jacksonville Rodeo in East Texas. The sense of community in these events and the acceptance of all cowboys regardless of ethnicity or nationality as part of a larger family is palpable. And this is not a myth.

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Jaime CarreroJaime R. Carrero is an independent editorial photographer based in the Dallas-Fort Worth area of Texas. His work has been published by The Associated Press, The New York Times, The Wall Street Journal, Los Angeles Times and Dallas Morning News among other news outlets. He is represented by Zuma Press. To see more of his work, visit www.jaimecarrero.com.

J. C. Pino: Fantastic Nature

The Venezuelan artist believes in the restorative power of art, its mystical power and humanistic mission.

by Betty Aguirre-Maier
Entremares Magazine

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Leer esta entrada en castellano.

It’s worth taking a phrase from the novel “Doña Barbara” by Rómulo Gallegos to illustrate the dialogue of the Venezuelan painter JC Pino with his canvas: «Things are back to the place of departure.» And the paintings of Pino — rich in color and texture — speak of a fantastic world populated by nature, women, myth, winged beings, and beasts on the run. They are all embedded in the mist of memory, memories of generous, bright and lush worlds like his home: Venezuela.

From here, from this alchemical, dreamlike space where everything changes, Pino extracts preciousness and sometimes ghosts. In his latest collection, composed of nearly 60 paintings of various formats, Pino experiments with a new technique: the use of glass painting, which gives each canvas a powerful play of light and fantasy.

The subject of media and pigments, Pino is able to achieve a symphony of shades and hues, ranging from airy pastels to vibrant colors. The brush strokes in many of his paintings are undefined and unfinished, causing a melting effect as if the memories do not materialize.

Pino’s pictorial world is influenced by several masters, such as Gustav Klimt, Velázquez, Monet, Degas, Tiffany, Trompiz, among others, which can be seen in some works, especially in the various splendid Meninas costumes and their abstract or enigmatic faces. Menina 14, for example, evokes powerful emotions of sensuality, passion and flirtation.

There is in the work of Pino an intense search for images that bridge the arid and rugged landscape of northern Utah and that of his Southern and Caribbean homeland — a necessary search to recover memories, and transform and translate them onto a canvas.

jcpinoJuan Carlos Pino (Venezuela, 1963). J.C. Pino, como se lo conoce, reside en Salt Lake City, Utah. Tiene una maestría en administración y publicidad. Ha expuesto en varias ciudades norteamericanas y la mayoría de sus obras están en colecciones privadas.