Todas las entradas de: EntreMares Magazine

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Rafael Carballo [poemario]

Divertimento para un naufragio en tres remolinos

I
La turquesa
trepa por tus pies al paraíso,
se roba tu bolita del tobillo,
sigue los reflejos de mis manos
que varan en la mar de pecas
de corales de luciérnagas posadas en tu espalda.
Es la ira de mil ojos estrellados
en la palma del minucioso océano de tu vientre,
horizonte en brama a carcajadas de lapislázuli en resaca.
II
Duermo en tus aguas,
perdido en las orientales olas de tu boca a borbotones,
sumergido en el vaho enredado del abrigo de tus brazos.
Buceo y recupero tus muslos a brazadas
de la prosaica lejanía blindada
por el rápido movimiento de tus ojos.
Renace el palpitar indiscreto de mis venas
y súbita llegas cual vorágine a succionar mi boca
que es la irremediable rémora de tu última costilla.
III
Se pierde el timón de la barcaza
en una noche de meteoro sin sextante,
sin un descanso de marea en el estuario de tus piernas.
Brega de la lumbre de tu ubre,
si te hundes a horcajadas y zozobro,
si encallo en tus caderas y enfrento la tormenta,
si naufragas y naufrago y me pierdo y nos perdemos
y nos ahogamos lentamente en el fondo de un sueño a la deriva.

Tocar de oído

Como golpear un bongó hasta reventar
cuando poso mis manos en tu vientre.
Tañer un chelo hasta sangrar será
como atacar tu espalda con mis dientes.
Nota tras nota, tu cuerpo vibra con
mis dedos al rascar tus muslos tersos;
pero es cuando decido tocarte
como si fueras una flauta
que estalla la canción entre gemidos,
un ritual inacabable de música incendiaria.

Arte

Camino por la sala,
rodeo ceniceros,
esquivo los libreros,
libro los libros negros:
matarte, pienso.
Sigo el aroma
y pesco pistas en el baño:
quizá ahogarte en el agua de la tina
entre una parvada
de patitos de hule.
Echo un ojo en el dormitorio,
golpeo el armario:
pienso atarte y hartarte
con el rechinido
de mis dientes.
Recojo el humo
hasta llegar a la cocina,
grito en silencio: Te encontré.
Desde atrás veo tu cuello,
sudas la gota gorda sobre el filete.
(Huelo la cebolla que
se hace eterna en la lumbre.)
Llorarte en un velorio sería absurdo.
Prefiero abandonar el arte
de perseguir tu nuca,
coger tu cintura y empezar a amarte
para no volver a perder
en ningún momento la cordura.

 

Rafael Carballo

Rafael Carballo es editor en la agencia de noticias The Associated Press en México, D.F. Ha publicado poemas en secciones culturales de periódicos y en revistas literarias, y fue incluido en una antología de escritores jóvenes en 2004 (Hasta Agotar Existencias II, Ed. Resistencia). Actualmente trabaja en un libro de narrativa.

Carolina Bustos [poemario]

Corridos nostálgicos en tierra de nadie

El alma es un pajarito
que sin tener alas vuela.
RAFAEL POMBO
Dios y el alma

Díganme cómo va eso que llaman amor, dolor, muerte y tierra.
El alma es un pajarito que sin tener alas vuela.
Al borde del precipicio los espectros rezan;
cruel es la esencia de tener la idea
de estar atrapada en una geografía densa,
donde el miedo se vuelve hogar
y el alma está presa.

Amanece la realidad al amparo de una llanura inmensa.
Miren el portal de mis angustias
archipiélago de la ausencia.
Infiero que el pensamiento del mortal
arranca del cuerpo maleza.
Haciendo volar a la mísera ave
al lado de su torpeza.

Ahí van los hombres sordos,
Borrando restos de cordillera.

Maraña de hueso y de carne soy
Mi alma cercenada vagabundea entre listas sin nombre, ni fecha.
Enjambre hueco y sucio revuelto de melancolía y seda.
Del volcán queda ceniza, rastros de lama espesa;
agazapada se arrastra la amargura,
enredando a su paso la temible sorpresa.

Mi tierra es el camino por donde paso sin dejar senda.
No explico, no articulo.
Licencia mía es callar y abandonar palabras necias.

Díganme cómo va eso que llaman amor, dolor, muerte  y tierra.
El alma es un pajarito que sin tener alas vuela.

Amar es la renuncia
Me duele porque aún lo ignoro
La tierra gime coplas lapidarias
arrastradas por la nostalgia de mis falencias.
Yo las busco, perdidas, entre nomenclaturas tercas.
Cantándoles borracha, dentro del hueco de esta, mi patria muerta.

Qué más da el disfraz, el maquillaje y la pollera
Me visitó el pajarito desprovisto de materia…
Sin alas rompió el cielo Y me hizo caer en cuenta
Que del amor llevo su mueca.

Ahí van los hombres sordos
borrando restos de cordillera.

Madrid, Primavera de  2009

fantasmas

se les escucha vagando en las esquinas del nervio
así como sus voces son ecos de evocación y melancolía
asechan, se posan en los escaparates rotos
se llenan de polvo como los juguetes viejos que (ya) nadie quiere tomar
yo llevo viéndoles desde hace meses; mirarme sin recato
intentando disturbar el paso lógico de los días
reclamando que los tome entre mis brazos y les haga mimos
sonriéndoles con muecas tibias que buscan besos
son fantasmas alados, brillantes llenos de rústica poesía
fantasmas lúcidos, humanizados con perversa ironía
fantasmas alquilados para noches eternas de insomnio
son fantasmas (al final) con nombre propio
arrogante ignoro el rumbo de mi deseo
repelerlos, quizás cazarlos
embalarlos en frascos
exhibirlos en botellas o dejarlos olvidados en el mar
vosotros a los que he hecho germinar en mi vientre
victimas incesables de mi propio desasosiego
frutos rebeldes de mi tiempo… (paréntesis )
paradoja del placer, instante que emigra
oh fantasmas, dejadme seguir,
la larga ruta revindica mi paso
su perfume sabio se escurre en mi manga; angustiosa telaraña
me ordenan temperar, no fundir mis huesos en su arena
fantasmas, yo con vosotros río
y vosotros os reís de mí
mirad atentos, la misma raíz erguida en la tierra
resiste en mantener intactas vuestras sombras

París, primavera de 2011

 Dícese de fantasma

fantasma: resquicio de algo que no se puede nombrar
fantasma: sombra imprudente que vagabundea sin rumbo
fantasma: cultivo masivo después de la decepción
fantasma: mujer minotauro con vestido de pepas
fantasma: hombre gigante con múltiples rostros y pantalón blanco
fantasma: gato perdido en una sobre-exposición solar
fantasma: roca marina rellena de pulpa
fantasma: fotocopias de gemidos átonos
fantasma: rastros de tinta en cuaderno de secundaria
fantasma: proposición insensata llamada petite culotte
fantasma: lustros y estratagemas para olvidar
fantasma: cabellos quebradizos; espantajos gigantes o enanos
fantasma: boca sedienta; sequía
fantasma: piel sin cáscara; fantasia
fantasma: aroma suyo; químera
fantasma: roto sin cicatriz
fantasma: remiendio sin costura
fantasma: merodeo inclemente de la presencia de su ser
Según la RAE existen ocho acepciones de «fantasma» en lengua española
según yo, sólo mato versos o intento describir al fantasma que me ronda

París, primavera de 2011

 ¡No importa qué! Brevario de una semana en PaGris

Mufetardo rampante va de un lado a otro
San Lazaro pierde su vara y no se deja guiar por su perrito
Ven, camina pronto que allí está Nuestra Dama
Erecta posa para la foto y rim pam pam

Voilà!                           ¡Vuela!
C’est la vie!                 ¡Se la vi!

Esa que viene de frente, es «La cantante calva»
miradla, espléndida va gritando por la calle de la Hucheta
anglicismos amoldados a la hilera de onomatopeyas francesas
rasca la lengua, cosquillea el ocico, apaga el fuego, brinca el delirio
Ohhh Mister Smith; ahhh Miss Martin; ui ui ui, yea, yea,yea somos ingleses
¿Cómo es eso?
¿Acaso Ionesco?
¿Balzac o Zola?
San Miguel o San Germán
Tristán o Isolde
quién sabe quién, quizás sea Don Omar.
¿De qué viene todo esto?

¡No importa qué!
Nos gusta el puente 9
aunque no parezca nuevo.
Leer en la Compañía de Shakespeare
beber un té en la Hormiga Alada
finalizar la noche en donde Juanita
picoler en el Mauri 7 para inventar el lenguaje

Hace frío, llueve, no lo olvides:
¡Guelcom tu PaGris, la meuf!

PaGris y sus colores
PaGris y sus olores
PaGris y sus amores
Vosotros, tú , yo y un sombrero

Qué no importa
Importa, qué no
¡No importa qué!
Carcajadas, bromas, silencios, risas.

El gato es gata
La cena el Sena
La Capilla tiene indios con lassi de rosa y curry mexicano
El 13 tiene chinos, vietnamitas y a Camila
Al lado del Sagrado Corazón estoy yo
Detrás de mi lengua, mordisqueando la caverna,
saltando en mi oreja,
rozando mi brisa,
merodea la rima.

Curazán divino,
Fua gra e champán,
Crepes sin formage
chawarma del Libano a la manera de abuelita tailandesa

Te lo digo de nuevo
Acá es PaGris
É Pari è Madgik

El gato es gata
La cena el Sena
Mua mua e Tua tua

Me emBraSAS

¿De qué va todo esto?
(Me preguntas de nuevo)

Ni idea, muérdeme sin dudarlo

novecientas-cuatro-veinte-diz-y-nueve veces

¿Tantas?

Guay not?

¡No importa qué!

París, Otoño 2010

 

Carolina Bustos Beltrán (1979)


Nació en Bogotá. Estudió en la Universidad Nacional de Colombia. Es filóloga, tiene una maestría en Estudios Latinoaméricanos y es una apasionada del tarot. Se trasladó a París en el año 2003, residió un año en Oporto y dos más en Madrid. Ha participado en revistas de literatura a nivel internacional y ha sido seleccionada finalista en concursos de dramaturgia (1996), cuento (2009) y poesía (2010) en Colombia y España. Actualmente es profesora de lengua española en varias universidades de París.

El pájaro sin cabeza

por Suan Pineda

Un pájaro muerto, decapitado, yacía a unos pasos de mi apartamento. Estaba tirado sobre el inerte cemento, entre escalones, uno inferior a donde reposaba un periódico igualmente olvidado por el suscriptor. Sus alas tiesas, sus plumas marrones, grisáceas quizá por el hálito de muerte, permanecían inmóviles a la intemperie de una brisa plata, congeladas en la ausencia de vida.

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The Boatman’s Song

“Ao Ai,” chant the boat trackers as they drag a ship to shore, against the current, against the wind. Directed by Hai-Tao Wu, “The Boatman’s Song” is the confluence of vision and interpretation of two contemporary artists, guqin player Judy Yeh and dancer Yi-Chun “Billy” Chang, of the centuries-old Chinese song “Ao Ai.”

Filmmaker Hai-Tao Wu is the creative director of the New York City-based production company Mad Hatter Media (madhattermediagroup.com). His film “Heartland” won best picture and best documentary at the Finger Lakes Film Festival.

Exodus from Nahr el-Bared

In 2007, bombings forced around 40,000 Palestinians from their homes in the Nahr el-Bared camp in Lebanon. Samuel Rodríguez spent four months in 2007-08 photographing the lives of refugees who found themselves once again displaced.

At the center of the 2007 Lebanese conflict between the Lebanese Armed Forces and Fatah al-Islam, Nahr el-Bared, a refugee camp for displaced Palestinians in northern Lebanon, was bombed and destroyed by the army.The camp was engulfed by fighting between the Lebanese army and militants from the Islamist group Fatah al-Islam. The conflict, the bloodiest in the country since the civil war ended in 1990, erupted after security forces raided a building in Tripoli to arrest bank robbery suspects, according to BBC News. The militants who resisted arrest then attacked army posts at the entrances of the refugee camp. Violence quickly spread around and into the camp.

The attacks not only forced around 40,000 civilians from their homes —most of the population of the camp— and sent them seeking shelter in other refugee camps in Lebanon, but also doubled their experience of displacement.

Taken between October 2007 and January 2008, these photographs by Samuel Rodríguez depict the everyday life of Palestinian refugees who have found themselves once again without a home.

Samuel Rodríguez is a freelance photographer based in Barcelona, Spain. His works have appeared in major newspapers in Spain, such as El Mundo and La Vanguardia.

Andando a Bogotá

por Lina Peralta Casas

De qué extraña manera Bogotá viene siendo mi ciudad. Sólo ahora, en el regreso, cinco años después, comprendo que sus calles son las calles que conozco, que su ritmo es un alegre movimiento en desorden que se deja explorar, es un incesante coordinarse con otros en un mundo en común del cual participo. Mi andar se adapta a sus calles, a sus parques, a sus múltiples espacios, a su naturaleza tropical.

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Camino a Las Lajas

El camino de vuelta a la brisa y la arena constituye un exorcismo para quien dejó la costa panameña por tierras sin litoral.

Cinco puntitos flotan entre las olas, resisten la cadencia de la marea. La luz ámbar del atardecer apenas permite distinguir las cabecitas de los niños pescadores, que en un último intento apuestan al mar y se aferran a la red, como quien se ase al billete de lotería.

Inhalo el aire salado, denso de nostalgia; la arena, traviesa, burlona de antaño, juguetea con mis pies; y mi cabello por fin siente la libertad de la niñez después de años a la intemperie de brisas foráneas.

Casa, al fin casa. Creo que ella también me extrañó. Desde lejos escuché noticias de sus cambios, de sus avances, de nuevos amigos.

Las Lajas, ya no eres una niña, como te dejé. Vengo a decirte adiós. A esta arena que desprecié y pateé. A tus palmas que intenté trepar. A tus aguas que siempre intentaron tragarme. A tus piedras que me mostraron el camino fuera de ti.

Los niños pescadores emergen de las aguas con pocos frutos y rumiando más planes de pesca. Analizan la red: uno que otro pez se retuerce entre las cuerdas. Los contemplo inmóvil. Yo tuve su edad; yo estuve aquí, pero nunca pesqué.

Temí, tal vez, hundirme en ti, Las Lajas. La salida nunca es fácil y volver es un exorcismo – años de experiencia, de andanzas y de excentricidades se desprenden ante ti, frente al mar, de lado al sol –. Desnuda queda esa niña temerosa de tus aguas, rabiosa de tus desprecios.

Me aferro a ti, Las Lajas, la inocente, la ignorante, la culpable, como los niños que empuñan la red, y rumio mis planes de venganza, de redención, retorciéndome en una malla de arrepentimientos.

Pero hoy, en mi regreso, el cielo es dulce. Si hubieses sido siempre así, nunca te habría dejado, Las Lajas.

La noche apura a los niños a sus bicicletas; juran volver mañana. Yo no sé qué jurar, aquí en tu pequeñez.

Sé que me iré otra vez. Y otra vez. Que no te cansarás de mis idas. Que me dejarás volver. Y tú, una vez crecida, adulta y sabia, me verás sin muchos frutos ni peces terminar aquí.