por Lorraine Caputo
The Boatman’s Song
“Ao Ai,” chant the boat trackers as they drag a ship to shore, against the current, against the wind. Directed by Hai-Tao Wu, “The Boatman’s Song” is the confluence of vision and interpretation of two contemporary artists, guqin player Judy Yeh and dancer Yi-Chun “Billy” Chang, of the centuries-old Chinese song “Ao Ai.”

Exodus from Nahr el-Bared
In 2007, bombings forced around 40,000 Palestinians from their homes in the Nahr el-Bared camp in Lebanon. Samuel Rodríguez spent four months in 2007-08 photographing the lives of refugees who found themselves once again displaced.
At the center of the 2007 Lebanese conflict between the Lebanese Armed Forces and Fatah al-Islam, Nahr el-Bared, a refugee camp for displaced Palestinians in northern Lebanon, was bombed and destroyed by the army.The camp was engulfed by fighting between the Lebanese army and militants from the Islamist group Fatah al-Islam. The conflict, the bloodiest in the country since the civil war ended in 1990, erupted after security forces raided a building in Tripoli to arrest bank robbery suspects, according to BBC News. The militants who resisted arrest then attacked army posts at the entrances of the refugee camp. Violence quickly spread around and into the camp.
The attacks not only forced around 40,000 civilians from their homes —most of the population of the camp— and sent them seeking shelter in other refugee camps in Lebanon, but also doubled their experience of displacement.
Taken between October 2007 and January 2008, these photographs by Samuel Rodríguez depict the everyday life of Palestinian refugees who have found themselves once again without a home.
Andando a Bogotá
De qué extraña manera Bogotá viene siendo mi ciudad. Sólo ahora, en el regreso, cinco años después, comprendo que sus calles son las calles que conozco, que su ritmo es un alegre movimiento en desorden que se deja explorar, es un incesante coordinarse con otros en un mundo en común del cual participo. Mi andar se adapta a sus calles, a sus parques, a sus múltiples espacios, a su naturaleza tropical.
Camino a Las Lajas
El camino de vuelta a la brisa y la arena constituye un exorcismo para quien dejó la costa panameña por tierras sin litoral.
Cinco puntitos flotan entre las olas, resisten la cadencia de la marea. La luz ámbar del atardecer apenas permite distinguir las cabecitas de los niños pescadores, que en un último intento apuestan al mar y se aferran a la red, como quien se ase al billete de lotería.
Inhalo el aire salado, denso de nostalgia; la arena, traviesa, burlona de antaño, juguetea con mis pies; y mi cabello por fin siente la libertad de la niñez después de años a la intemperie de brisas foráneas.
Casa, al fin casa. Creo que ella también me extrañó. Desde lejos escuché noticias de sus cambios, de sus avances, de nuevos amigos.
Las Lajas, ya no eres una niña, como te dejé. Vengo a decirte adiós. A esta arena que desprecié y pateé. A tus palmas que intenté trepar. A tus aguas que siempre intentaron tragarme. A tus piedras que me mostraron el camino fuera de ti.
Los niños pescadores emergen de las aguas con pocos frutos y rumiando más planes de pesca. Analizan la red: uno que otro pez se retuerce entre las cuerdas. Los contemplo inmóvil. Yo tuve su edad; yo estuve aquí, pero nunca pesqué.
Temí, tal vez, hundirme en ti, Las Lajas. La salida nunca es fácil y volver es un exorcismo – años de experiencia, de andanzas y de excentricidades se desprenden ante ti, frente al mar, de lado al sol –. Desnuda queda esa niña temerosa de tus aguas, rabiosa de tus desprecios.
Me aferro a ti, Las Lajas, la inocente, la ignorante, la culpable, como los niños que empuñan la red, y rumio mis planes de venganza, de redención, retorciéndome en una malla de arrepentimientos.
Pero hoy, en mi regreso, el cielo es dulce. Si hubieses sido siempre así, nunca te habría dejado, Las Lajas.
La noche apura a los niños a sus bicicletas; juran volver mañana. Yo no sé qué jurar, aquí en tu pequeñez.
Sé que me iré otra vez. Y otra vez. Que no te cansarás de mis idas. Que me dejarás volver. Y tú, una vez crecida, adulta y sabia, me verás sin muchos frutos ni peces terminar aquí.
The Mission: New Mexico by Kayla Sheets
Iteraciones
Círculos contiguos. Vigas vetustas. Líneas lanceoladas. Reflejo. Repetición. Reproducción. Las fotografías de Remi Bouquet retratan texturas y formas que aunque en apariencia son estáticas revelan un estado de constante movimiento y mutación. Estas imágenes capturan el momento y el punto donde algo comienza a ser y otro termina — una coyuntura, en tiempo y espacio, desde donde se plantea una propuesta para contemplar lo (in)finito.
~ Entremares Magazine

A sad thought danced in Buenos Aires
Throughout its roller-coaster history, Argentina has counted on one constant: tango.
por Suan Pineda
Buenos Aires ~ His rancid odor, of midnight smoke soaked in days-old liquor, broods around me. Somehow, intense smells at either end of the spectrum incite the same reaction. Heavy cologne. Sewer water. It’s the same. The man dangles a bottle in his trembling, muddy hands, and tumbles toward me. And his beard — his beard is the bearer of many wandering nights, like this one. I prepare to sidestep him as he approaches me, but the zigzagging couples shish-shinging their feet on an improvised dance floor detour his path.